lunes, 6 de junio de 2011

Siempre fui un poco inglesa

Cuanto más tiempo paso en este país, más me doy cuenta de que en el fondo siempre fui un poco inglesa, incluso antes de conocer a los ingleses.

Por ejemplo, yo soy muy responsable para los compromisos sociales. Si he quedado con alguien me presento cinco minutos antes y si no puedo ir, es por un motivo de causa mayor, y aviso con tiempo. Los españoles no son así, tú quedas con un español a las 11 y el español aparece a las 11 y cuarto (o 12) si aparece, porque el español te puede mandar un sms a las 11:10 diciendo que no va porque... se ha acordado de que tenía día de comida familiar. El inglés lo apuntaría en su agenda dos meses antes y jamás le pasaría algo así. Me mata esa costumbre española de cambiar los planes o de no hacerlos. Mi tiempo es tan valioso (o más) como el de los demás.

También soy muy rápida respondiendo a los sms del movil (algo muy inglés) Incluso si el sms es algo tipo: "how's life going?" Respondo que todo va ok, que estoy ocupada que luego le vuelvo a escribir. En España el receptor del sms pensaría: ¿Y este para qué me escribe? Qué raro... Porque parece que en España acordarse de los demás es raro.

Tampoco me gusta mucho que la gente me toque, necesito mi metro cuadrado de espacio personal e incluso cuando son mis mejores amigos los que me hablan muy cerca me siento invadida. Eso es muy inglés también.

No me gusta el jamón serrano, ni siquiera el de pata negra, sólo el olor ya me repugna. Ni las aceitunas, odio las aceitunas. No entiendo eso de echarse una siesta en mitad del día sin causa justificada. Me encantan los toros, pero no soporto la tauromaquia. Creo que deberíamos superar ya lo de las sevillanas, ni somos Pantojas ni en España las mozas se enamoran de gitanos pobres. No me gusta tomar el sol, me aburre estar 4 horas abrasándome la piel sin hacer nada.
Sin embargo, me encanta el té, la lluvia, el frío, mandar postales con cualquier excusa (habrá otro post sobre las postales inglesas), cenar a las 6 de la tarde...
Pero (siempre hay un pero), donde se ponga un salmorejo de mi madre con una tortilla de patatas que se quiten los beans on toast.

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