lunes, 12 de septiembre de 2011

Raíces

Un día mi madre me dijo que cada día que pasaba estábamos más lejos. Londres está a la misma distancia de casa ahora que hace un año, le respondí yo. Ella dijo que la distancia era la misma, pero que yo no era la misma. 


Cuanto más tiempo paso en Londres más siento que no pertenezco a mi pueblo y también sé que jamás perteneceré a Londres, por mucho tiempo que pase aquí. Pero la distancia y el desarraigo se viven de forma distinta dependiendo de cada persona.


S nació en Dinamarca y su cultura es la danesa, pero sus padres son de Marruecos y ese país es parte de ella tanto como Dinamarca. Vive en Londres desde hace un año y un día le pregunté de dónde se sentía. Soy internacional, contestó ella con una sonrisa en la boca.


A nació en Irán y a los 18 años salió de allí para nunca volver. Vivió varios años en Finlandia, un año en Suecia y vive en Londres desde hace 12. Un día le pregunté de dónde se sentía. No tengo raíces.


Algunos creen que pertenecen al mundo entero, otros que no pertenecen a ningún sitio. Yo creo que yo pertenezco al mundo y que un trocito del mundo me pertenece. ´
Llevo el olor del vino de mi pueblo metido en la nariz, la imagen de la Alhambra cada vez que cierro los ojos, la sensación de andar sobre piedras por la judería de Córdoba y eso son mis raíces, pero no soy un árbol, también tengo piernas para darme un paseo por Trafalgar Square. 
Quizás no tengamos que pertenecer a un sitio en concreto, quizás podamos, simplemente, hacer que los lugares nos pertenezcan.

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