martes, 2 de agosto de 2011

Racismo

A es marrón, no marrón oscuro, sólo café con leche (con poca leche) y anoche dijo: I don't like black people.
Wtf? Dije yo. ¿Qué tienes en contra de la gente negra? El respondió: tienen una personalidad muy fuerte, yo también tengo una fuerte personalidad así que chocamos mucho, por eso no me gustan. Hasta ahí su argumento me parecía aceptable. Entonces le dije: yo tengo una personalidad tan fuerte como la tuya (o más) y te gusto. A respondió: sí, pero tú eres blanca como la leche.
Me quedé callada pensando cómo rebatir ese comentario racista (los dos), y le dije: "vale, entonces como tú tienes una personalidad fuerte y eres marrón y yo soy absolutamente blanca, voy a decir que ya no me gusta la gente marrón". Pensé que había vencido en semejante batalla dialéctica y que era la Nelson Mandela del día hasta que A dijo: ¿Cuántos amigos negros tienes? Ninguno, contesté yo. ¿Y cuántos amigos marrones tienes? Marrones clarito unos cuantos...
No tengo más que añadir, dijo A. Y yo tampoco puede añadir más.

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