Anoche estaba tomándome una cerveza con A y él dijo que yo soy una persona muy fuerte. Cabezota, le corregí yo, no soy fuerte, soy cabezota. ¿Cuál es la diferencia? Preguntó A. Le expliqué que fuerte es la persona que acepta lo que le llega con entereza, cabezona es la persona que no se rinde hasta que consigue lo que quiere.
Las mismas palabras, en distintas culturas, significan cosas distintas.
Luego A me preguntó si yo era paciente, le dije que no, soy bastante impaciente, pero nunca me rindo, nunca. Él dijo que era lo mismo, que ser paciente significaba ser perseverante. No en mi cultura, le dije, en español ser paciente significa que sabes esperar hasta que las cosas pasan, ser perseverante significa que intentas algo de todas las maneras posibles hasta que lo consigues.
A dijo que de entonces en adelante, cuando hablemos de cosas abstractas deberíamos asegurarnos de que las palabras significan lo mismo para los dos.
No le conté a A que en los Viajes de Gulliver, Gulliver se encuentra con unas gentes que llevan cientos de objetos con ellos allá a donde van, y hablan ayudándose de los objetos, para asegurarse de que, al tener las cosas delante, el que escucha entiende el significado de lo que los otros hablan.
Supongo que por eso, cuando a veces le digo a la gente que no opino lo mismo, siguen insistiendo en convencerme de sus ideas, porque "no opinar lo mismo" no significa lo mismo en sus culturas.
Cerveza y filosofía en un pub de Londres...¡curiosa combinación!
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